No se sabía gran cosa de Mark Hollis desde 1998, año en que publicó un magnífico disco en solitario, titulado con su nombre. Un trabajo en el que su voz pausada, arrastrada, hipnótica, surgía entre las notas casi esculpidas de unos instrumentos (piano, guitarra, armónica) que en ocasiones podían llegar a rozar la disonancia, aunque la impresión era la de una experimentación poética y sensorial siempre bajo control.
El pasado mes de septiembre, apareció una brevísima pieza instrumental de Mark Hollis en los minutos finales de uno de los episodios de la serie Boss. Lo que significa que, afortunadamente, Hollis sigue componiendo y lo que podría implicar, tal vez, un nuevo disco. Sin necesidad de giras ni de promociones dañinas; sin reportajes fotográficos ni preguntas impertinentes. Sólo su música.
En la nota de prensa de su último disco, Hollis decía: «Adoro el sonido. Y adoro el silencio. Aunque, en cierto modo, prefiero el silencio».