lunes, 15 de junio de 2009

Aunque no me reconozca…

Lo cierto es que en esta sesión de fotos para YoDona YoSoy la que está sentada en el suelo. Es muy curioso recuperar esta fotografía y recordar cómo fue la experiencia: todo un día haciendo de modelo con diferentes vestidos, posando (como se ve aquí) durante horas, siguiendo con dificultad diversas instrucciones sobre cómo girar el cuello y cómo entreabrir los labios, comiendo muy poco, y en un estado de asombro e irrealidad que no creo que vaya a repetirse jamás. Es una foto del año 2005, cuando gané el Premio Ojo Crítico de Narrativa. Para la portada y las páginas centrales del número especial de Fin de Año, la revista nos convocó a doce mujeres que debíamos hablar de lo que había sido para nosotras el año que ya terminaba y conversar sobre lo que esperábamos del siguiente… Ahora me hace gracia recordarlo. Me parece un momento de ingenuidad cargado de una especie de inconsciencia candorosa. Pero en aquella época, junto a mi compañera de foto (Tania Pardo, comisaria por entonces en el MUSAC), me preguntaba si no estaría en un lugar demasiado extraño para mí, demasiado ajeno a lo que se supone que es la labor diaria de la escritura y a lo que implica esa labor: mucho encierro y poca exposición a cámaras fotográficas y a luces directas sobre los ojos.


Entre los cuatro varones que nos miraban con tanta atención se encontraban el encargado de vestuario y el maquillador. Recuerdo que fue todo muy acelerado y muy enloquecido, con cierto aire de trascendencia en cada decisión que se tomaba acerca de qué nos poníamos y de cómo nos poníamos. Todo parecía importante. Y nosotras éramos los objetos en torno a los que giraba toda esa importancia… Ahora no estoy segura de si aceptaría una propuesta parecida, de si repetiría lo que hice, pero sí me alegra haberlo hecho entonces, y lo único que lamento es no haberlo disfrutado más. Haber tenido tantos prejuicios y tantos escrúpulos. Habrá quien se dedique a hacer estas cosas todos los días, pero para mí fue algo diferente. Algo singular. Y, en casos así, lo mejor es disfrutar y divertirse.