Ayer llegó de imprenta El inicio de la primavera, una de las novelas más deliciosas y personales de la escritora británica Penelope Fitzgerald. Para su traducción, he contado con la valiosísima generosidad de Patricia Gonzalo de Jesús, que me ayudó con los términos rusos, y de Terence Dooley, yerno de la escritora, que es la amabilidad y la eficacia personificadas y que, además, aceptó escribir un postfacio en el que revela muchas de las motivaciones de Penelope Fitzgerald a la hora de concebir esta obra. Ambientada en el Moscú de 1913, la novela se centra en la vida de Frank Reid, un impresor inglés que vive en el 22 de la calle Lipka, y que una noche regresa a su casa para descubrir que su esposa se ha marchado y se ha llevado con ella a sus tres hijos. Una de las consecuencias de esa separación inicial, que enfrenta a Frank a una libertad impuesta con la que no sabe muy bien qué hacer, será la llegada de Lisa, un personaje silencioso y desconcertante, muy observador, que protagoniza en un bosque de abedules uno de los momentos literarios más extraordinarios que haya leído jamás.
El inicio de la primavera es una novela hermosa y mágica. La escritura de Penelope Fitzgerald, sobria, metódica y enormemente sutil, se merece una lectura entregada y activa, que se verá recompensada con unas imágenes de las que no se olvidan. Además, al final, en la última línea, el lector sonreirá. Ante tanta pulcritud y maravilla, es imposible no sonreír de puro encanto.