Hablamos de Thoreau, de la naturaleza desbocada, de Emily Dickinson, del ansia y la necesidad de hacer cosas y de la curiosa continuidad narrativa de los poemarios. Todo aderezado por el riquísimo vino La Loba que tan acertadamente eligió Adolfo López Chocarro, y entre magníficos amigos, tan cercanos y entusiastas. ¡Gracias, gracias, gracias!