La editorial se ha mudado. A un espacio más grande, con despachos situados a diferentes niveles, con escaleras de madera, techos altísimos y dos ventanales que dan a un pequeño jardín que tendremos que llenar de plantas y cuidar y regar. Los libros han estado viajando en sus cajas, al lado de sus estanterías, y ya empiezan a ocupar su nuevo lugar, pegados a las paredes y ante las ventanas que dejan pasar un color verde intensísimo.
El segundo día de colocación de lámparas, cuadros, más libros, mesas y ordenadores, descubrí tres lugares en el nuevo barrio en los que supe, desde el primer vistazo, que iba a pasar todo el tiempo del que pudiera disponer y que iban a ser objeto de anhelo, apetito, interés y capricho.
El primero, de camino a la editorial, es un local que hace esquina, que tiene unos escaparates que parecen fotografías y que resulta una especie de milagro en esta zona de Madrid dominada por esas grandes cadenas que se pueden encontrar idénticas en cualquier otro sitio. Se trata de The Circular Project Shop, en la calle Ventura Rodríguez, 22. En el interior hay ropa ecológica, sostenible y ética, y jamás imaginé que fueran a abrir una tienda así tan cerca. Ya me había resignado a usar Internet.
El segundo, descubierto a la hora de comer, es un espacio que se llama, precisamente, C.O.M.E., en Ventura Rodríguez, 5. Comida ecológica al lado del trabajo. El nuevo barrio de la editorial se estaba convirtiendo poco a poco en el nuevo barrio con mayúsculas.
Y el tercero es también un restaurante, esta vez de comida vegetariana y vegana: Punto Vegano, en la calle Luisa Fernanda, 27, muy cerca del Templo de Debod.
Imagino (sé) que cuando empiece a trabajar a pleno rendimiento otra vez, dentro de un par de días, me encerraré en la editorial y todo mi paisaje frontal será la pantalla del ordenador y su correspondiente teclado. Pero ahora mismo la perspectiva es halagüeña. Los espacios que nos rodean son atractivos (al margen de toda la basura que hay siempre por los suelos en Madrid, al lado de los contenedores, pegada a los contenedores, lejos de los contenedores…) y resulta alentador comprobar que ya no es todo cerrar locales sino que también se abren sitios nuevos con propuestas muy afines. La sensación de habernos situado en un lugar que nos da la bienvenida es impagable.