Le agradezco enormemente a otro inmenso poeta, Jorge de Arco, su lectura, su dedicación y su reseña, publicada en el diario Andalucía Información. En ella incluye Mente animal como parte de sus recomendaciones estivales, y hace especial referencia al desamparo, a la relación del Hombre con la Naturaleza, a la agonía de la búsqueda y lo inhóspito del ambiente en que se desarrolla esa búsqueda. Y, sí: hay mucho de todo eso en este poemario.
Aquí dejo su texto. Muchas gracias, Jorge:
JORGE DE ARCO - NOTAS DE UN LECTOR
Poesía para el estío
Narradora, editora, traductora… Pilar Adón (1971) es también poeta. Y fe de ello da este tercer volumen que acaba de editar La Bella Varsovia, titulado Mente animal.
En esta entrega, la autora madrileña se adentra en un ámbito tan complejo como actual: el desamparo y el desasimiento del Hombre con relación a la Naturaleza que lo acoge y lo contempla. Dentro de una atmósfera inhóspita, «en un mundo inadaptado (…) y sin la convicción de que el día merezca un amanecer como el que regala» —tal y como afirma Manuel Longares en su palabra previa—, Pilar Adón afila su verso y lo sitúa en los extremos de la conciencia humana: «La tierra abierta en agujeros de seis mil kilómetros / por un ser vivo que, mayor que la ballena azul o la secuoya / recorre el subsuelo en hileras de insectos».
Con la certeza de que su decir es, a su vez, compromiso y consuelo, su búsqueda va más allá de lo puramente literario. Sus poemas se enfrentan a la necesidad de habitar en territorios comunes, junto a los animales, las plantas…, quienes son, al mismo tiempo, sustento y protección. De ahí, la incesante batalla, la sonora contradicción, que convierten su cántico en agónica verdad: «A pesar del aislamiento y de las nuevas normas /
siempre habrá quien se agache a la tierra /
y se levante de nuevo /
para mirar con perspectiva. /
Quien vigile buscando más que subsistencia. /
Quien cace y declare que se puede vivir sin casa. /
Sin una puerta a la que regresar».
Poemario, en suma, sin disfraces, áspero por sincero, recomendable por corazonado.
Jorge de Arco